sábado, 10 de noviembre de 2012

Rubia de la cuarta fila




Es emocionante ser la rubia de la cuarta fila en un concierto y que alguien te dedique una canción. Yo no he tenido la suerte de que sea Sabina quien lo haga, pero que sea tu chico y no escriba por encargo tampoco está mal. Es inevitable sentir cosquillas por todo el cuerpo cuando oyes algo que sabes que es sólo para ti, y cuando ves que el tipo que canta, además, te dice con la mirada: “te quiero”, “lo siento”, o incluso “te perdono”.

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